sábado, 8 de agosto de 2015

La casi tierra (Poema a Lavapiés)

No matéis a Lavapiés.
Ni a este 7 de agosto.
Ni ningún 7 de agosto.
Ninguno.

No me lo matéis.
Que aquí está mi ciudad.
Si es que tengo.

En Madrid no hay tierra.
Madrid no es tierra.
Esta no es mi tierra.

Pero no me la matéis.
No calléis los tambores,
nunca.
No rajéis sus pieles,
nunca.
No cerréis los balcones,
nunca.
No desalojéis las plazas,
nunca.

Y sabed
que aunque intimidéis
con vuestras sirenas
caníbales
y vuestras porras
extensibles
y desalojéis
Agustín Lara
a la 1 de la mañana,
Lavapiés sigue sonando.

Lavapiés: la casilla del Monopoly
que nadie quería.
Lavapiés no vale nada
nos dijeron.

Así que:
No compréis Lavapiés,
nunca.
No vendáis Lavapiés,
nunca.

Cuando las luces de Gran Vía
se enciendan,
cuando se abran los bancos,
las discotecas,
cuando los turistas ahoguen
las calles,
cuando los buffets
vendan paella
y el súper
kebab en bolsas
cuando todo sea
de cartón piedra,
de pasta,
de hormigón.
cerrad alguna puerta,
de madera,
allá por Tirso.

Y esconded la tarjeta marrón.
Para que no la vea
el señor de la chistera
(que hoy se camufló
tras unas gafapastas).

No me la matéis.
Que siga sonando
la casi tierra.
Que siga soñando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario