miércoles, 28 de mayo de 2014

El silencio de la luz

Silencio. En mi habitación los bulbos voltaicos detienen la fotosíntesis y las mitocondrias electromagnéticas ya no respiran. El mosquito de wolframio ya no emite su zumbido y la luz calla con el último relámpago de los párpados al cerrarse. Las pupilas se dilatan bajo el soplete de una caricia, las pupilas: cuerpos negros al rojo. Una tenia se arrastra por las paredes tragándose las sombras y los reflejos, la tenia que vomita la nada, el silencio. La tenia es una lámpara de luz negra que va dejando su rastro, su estela ultravioleta sobre nuestras pieles. Bailan sonrisas de flúor y alientos con sabor a menta, excitados electrones y fotones de alta energía, sobre mi ombligo. Y el aire, electrificado por la última tormenta, arrastra besos de neón, volátiles, como pompas de jabón. Tu cuerpo apresa el mío y de mis huellas dactilares, que memorizaron las palabras de la luz, saltan chispas que hacen arder tu piel de polipropileno.

Y arde, arden los bulbos y las mitocondrias entre cromatina y clorofila. Arden las alas y la trompa del mosquito y huele a mina. Arden las pupilas en la forja y los párpados y las pestañas y huele a lluvia. Arde la tenia y arde la estela y huele a tequila. Arde el flúor en las encías y huele a menta y huele a ti. Arden los electrones y los fotones y huele a goma. Arde el neón y huele a noche. Arde el jabón y huele a guerra. Arde. Arde la luz en el silencio.

Arde tu piel en la mía, arde tu boca en la mía y yo sigo teniendo frío. Dame relámpago, dame soplete, dame estela, dame energía, dame tormenta, dame chispa. Dame mina, lluvia, tequila, goma, noche, guerra. Dame. Y grita. Grita y calla al silencio, grita y sé fotosíntesis, sé mitocondria. Grita y enciende el wolframio. Grita y abre los párpados, grita y sé tormenta. Grita y sé pólvora y magnesio. Grítame al oído y a los ojos. Grita, porque quiero verte. Quiero verte, a ti, ni ultravioleta ni infrarroja, quiero verte. Quiero que ya no te calles, porque ya no aguanto esta noche, ya no aguanto el silencio. Así que arde, grita, dame. Y devolvamos a la luz sus palabras. Y vivamos en sus cuerdas vocales y respiremos, pero solo por el día.

Seamos luz sin serlo

Eres serpiente, a veces esquiva y a veces deseosa de inyectarme tu delicioso veneno. Ven y envenéname, haz que se me pare el corazón, atrápame entre tus escamas y susúrrame mentiras. Mi cuerpo quedará paralizado, mis labios petrificados en una sonrisa sincera, de amante que morirá amando y por amar. Mis venas inundadas de tu ponzoña y morfina, mi cuerpo, como tu lengua, bifurcado entre el dolor y el placer, entre el infierno y el paraíso, el limbo y el universo. Y tu fría piel contra mi piel, me abraza y me roba el calor, yo me evaporo, me disuelvo como el veneno en mi cuerpo. Me creas y me destruyes, eres mi big bang, mi big crunch vestida en ese cuerpo seseante, pero eres tú.

Eres humana. Por mucho que te escondas en pieles de reptil, que bañes tus ojos en vidrio y tu corazón en hueso, tu sangre es tan roja como la mía, hoy de azabache, ayer solía serlo. Sé que sientes y padeces, que envenenas tus sonrisas con lágrimas cuando nadie te mira, que quieres olvidar a base de ginebra o de nuevo dolor. Sé que buscas la salvación en amaneceres tardíos, en las líneas blancas sobre el asfalto, en las simas del chocolate, en los versos descubiertos por los ojos a la luz de una lámpara, en las nubes y el viento, en todo lo que tenga suficiente voz para gritarte que la vida es bella. Crees que ningún cuerpo te podrá convencer de ello, que las almas unidas siempre acaban rotas, tienes miedo.

Sé tú, no seas serpiente, no seas humana, no seas nada que se pueda nombrar. No seas recuerdos, no seas carne y hueso, no seas una máquina con fecha de caducidad. No seas hija de nadie ni de nada, no seas química ni estética, no seas palabras ni silencios, no seas producto de mi pensamiento, no seas materia, no seas tangible. Todo eso te está matando. Sé eterna y hazme sentir eterno. Seamos luz sin serlo, llenemos el universo sin que nadie sepa que existimos, seamos más viejos que el big bang y vivamos el big crunch. Seamos todo lo que nadie fue, seamos lo imposible. Seamos más allá de la lógica y de la vida, seamos. Seamos lo que somos, lo que siempre fuimos y lo que siempre seremos. Sin pieles ni cuerpos que son cárceles, sin límites.  Seamos eternos.