viernes, 20 de marzo de 2015

Biografía de un mesías.

"Poder de la disciplina. Poder de la comunidad. Poder de la acción"
La Ola. Ignacio García May.
"Fuerza a través de la unidad. Unidad a través de la fe"
V de Vendetta.
"La guerra es paz, la libertad es esclavitud, la ignorancia es la fuerza"
1984, George Orwell.

Poder. Disciplina. Comunidad. Acción, Fuerza. Unidad. Fe. Guerra. Libertad. Ignorancia.

"Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros"
Rebelión en la granja, George Orwell. 

Igualdad.

Fascismo. Manipulación. Miedo.
Cainismo. Odio. Homogeneidad.
Desconocimiento. Verticalidad. Castigo.
Violencia. Represión. Fundamentalismo.
Líder. Doble moral. Racismo.
Nacionalismo. Frontera. Deshumanización.
Enemigo. Silencio. Populismo.
Miedo. Mesianismo. Un mundo mejor.
Olvido. Deformación. Eslogan.
Símbolo. Silencio. Muerte.
Jerarquía. Miedo. Unidad.

Nacimiento

Ha nacido un mesías. Ha nacido, en tu cuerpo, un grito, un extraño, un feto que se expande en todos tus órganos. Ha nacido un bulbo metastásico, que ya te enturbia los ojos y te los inyecta en sangre estanca. Ha nacido, en tu cuerpo, un brote de odio, un brote que satisface el hambre. Un brote de virilidad, un orgasmo. Tu cuerpo, satisfecho, por este alien que le alimenta, que le da poder. Ha nacido el poder. Ha nacido el poder y te libera. Te libera, te alza, te diferencia y a la vez te une. 

Ascenso

Y ya los cuerpos alzan sus brazos, sus alas, y ya alzamos los brazos, nuestras alas. Y ya saludamos al Sol de un nuevo día, al Sol que ilumina un mundo mejor. ¡Mira al pueblo alzando sus cuerpos, que se entrelazan, hacia el cielo! ¡Es casi uno, un solo cuerpo que se eleva! ¡Ha nacido un mesías! ¡Hemos renacido en el cuerpo de El Mesías! La unidad, la cooperación nos han conducido, por fin, a la simbiogénesis, al fin de la Historia. ¡Ha nacido el nuevo mundo! 

Caída

Siento al Mesías alejándose de mi cuerpo, abandonándome. Siento mi cuerpo, lo siento mío, quedándose atrás en el vuelo.  No puedo mirar a mis lados, ni al suelo.  El Mesías sigue elevándose y me obliga a mirar a él, a mantener alta la barbilla. Siento el aire erosionando, quemando mi piel, los oídos comprimidos, estallando a cada instante. Siento la caída inminente, mi cuerpo fracturándose, quebrándose, rompiéndose en mil esquirlas del golpe. Tengo miedo. Miedo de caer. Veo otros cuerpos alzándose sobre mí y el Mesías cada vez más lejos. Y entonces, simplemente, caigo. Caigo e intento gritar, pero el viento me acalla. Intento agarrarme a sus cuerpos, pero ellos se muestran impasibles o se zafan de mi brazo violentamente para seguir ascendiendo. Caigo, inevitablemente. Me dejo caer. 

Aterrizo sobre el campo de cuerpos, que se extiende inmensurable en todas direcciones. Algunos ya se descomponen en un mar de moscas. Llevan aquí tanto tiempo. Nunca ascendieron. Murieron enfermos del Mesías. Nos aupamos en sus hombros para alzarse al vuelo. Y allí quedaron. Olvidados. Muertos.

 Ahora siento el hambre. Ahora siento el vacío. Ahora siento el dolor. Ahora siento la náusea. Me acurruco en esta pila de cadáveres, esperando la caída.

Fecundación

Hemos fecundado, en nuestras probetas, en nuestras cadenas de montaje, al mesías. Hemos concebido, en nuestras camas, al mesías. Hemos diseñado cada pieza y les hemos dado nombre.  El mesías no es un producto del azar. El mesías es la realización de la utopía. El mesías es la voluntad extrema de poder, de superioridad, de fuerza, de control. El mesías nació en nuestros cuerpos, fruto de esa voluntad. Le ofrecimos nuestro cuerpo. Lo hospedamos. Lo alimentamos. Lo dejamos crecer.

Ahora, debemos destruir a nuestro mesías. Debemos destruir nuestro poder. Debemos destruir al Mesias. Debemos destruir el Poder.




domingo, 15 de marzo de 2015

Postal insulsa de domingo

Café descafeinado con leche desnatada.
Un tinto de invierno
y su rodaja de limón hibernada,
azúcar glass como granizo.
Una gota roja sobre el mantel,
seca, como una costra.
La plaqueta silenciosa entre la tela.
Atardecer desteñido,
centrifugado en la quietud.
Café descafeinado, frío.
Y una luz difuminada de avión.
Esta es una vida de domingo.
El tedio de una postal de invierno
que se prolonga y emponzoña
un recuerdo.
Café descafeinado sobre la mesa
y un libro caduco de palabras.
Un filete crudo en el plato
el moho lo ha conquistado.
Una comida interrumpida,
una sobremesa muy larga,
una digestión que no llega.
Un trozo de escarcha
se ha trabado en la garganta.
Imagen para un bodegón:
Un frutero.
Plátano podrido.
Fruta olvidada.
Macedonia descompuesta.
Y un donut rosa, brillante,
quizás de plástico.
Fondo marrón, lejano.
Lo perenne: lo sintético.
La naturaleza que muere
aunque el tiempo se ha parado.
Está muerta.
La uva.
El limón.
La sangre.
La vaca.
El plátano.
La tarde.
El tiempo.
Yo.
Postal insulsa de domingo.
Página necrológica de periódico.
Café descafeinado.
Mancha de vino.
Tarde de domingo.
Vida.