sábado, 23 de agosto de 2014

Cielo abierto

Y las rosas que anidan en tu vientre
sangran los recuerdos de tu piel,
las huellas dactilares
que se acumularon en ella.
Y los pájaros de la mañana
trinan entre tus piernas
y ríos del alba discurren
por los meandros de tu cuerpo.
Y el calor reflejado por mil soles
me acaricia, me calienta,
hierve mi sudor.
Y como cien teteras al fuego,
tú te bebes mi sed,
me robas los témpanos
que amanecieron en mi paladar.
Y las mil rosas
que anidaron en tu ombligo,
florecen a la orilla de tu sexo.
Y se abren las puertas del cielo
y se forman cirros
en el vacío del silencio.
Y atraviesan mil claveles
las gargantas petrificadas por el tiempo
y me acarician los oídos
las esquirlas de tu cuello.
Y la avalancha que se cierne
sobre mi cuerpo,
tras tu eco,
me rompe, me quiebra
me dobla y me reconstruye.
Y tras esto solo queda una sonrisa
y tu cuerpo, dormido y despierto.
Y la hierba húmeda
que creció en primavera.
Me tumbo en la hierba,
me duermo en el cuerpo.
Y las gargantas se vuelven a romper,
las rosas y los claveles florecen,
los témpanos se derriten en paladares
y los ríos discurren por meandros,
los pájaros trinan
y los vientres sangran ecos,
allá arriba,
en el cielo abierto.



jueves, 14 de agosto de 2014

Extranjero

Extranjero.
Extranjero por las calles desiertas,
calles de aceite y miel.
Extranjero y la luna colgante
de un escenario de charol.
Extranjero a la orilla
de ríos de papel de plata,
extranjero entre patriotas
de la luz mortecina, enferma,
podrida, atravesada por mil gusanos,
como mil lanzas ensangrentadas
en el cuerpo del extranjero.
Como mil flechas que llueven
de cielos de metacrilato
sobre su cabello.
Y el extranjero mira a los mil gatos
que se pierden en las rotondas
y mira a las mil salamandras
que se enroscan en las farolas
y se pregunta:
¿Dónde quedaron los relojes de muñeca
y los mapas de papel?
¿Cuándo el tiempo comenzó
su juego a destiempo?
¿Cuándo los patriotas de la luz
se apropiaron de las horas?
¿Y los gatos de las calles, de los pasos,
de las sombras?
¿Cuándo los mapas olvidaron las coordenadas?
¿Cuándo las brújulas perdieron el norte?
¿Cuándo su pie no pisó más que tierra ajena?
¿Cuándo las agujas abandonaron los relojes
para dedicarse a la alquimia de las calles?
¿Y dónde?
¿Dónde quedó su tierra, su tiempo, su vida?
Extranjero en su espacio
y en su tiempo.
Extranjero que se hunde
en terreno vedado,
en coto de caza.
Extranjero en el hoy
que ahogó al ayer,
que ya nunca más será.
Extranjero, ¿dónde quedó tu tierra,
dónde quedó tu tiempo?
Mi tierra es la nada,
mi tiempo no es
y yo: yo no soy más que un extranjero
de mí mismo,
dijo el extranjero,
entre las mil lanzas ensangrentadas
que horadaron su reloj, su mapa,
su tierra, su tiempo, su yo.
Extranjero, extranjero.
Extranjero que no es,
ni fue, en ningún lugar.
Extranjero que no será,
me llama desde la nada.
¡Extranjero, extranjero!
El tiempo ya no tiene nombre.
Extranjero que nunca fue
camina por las calles de aceite y miel.