viernes, 25 de marzo de 2016

El mito de Europa

Un ente
con aires de ninfa
te vende la estancia 
en su paraíso,
una tierra única, eterna e inmutable,
tierra de Parménides,
tierra libre, 
Babel deconstruida
en primera línea de playa.
Sus habitantes (pacientes, clientes)
hablan todos los idiomas
fluidamente, con exquisitez y refino,
Pero solo necesitan uno:
el lenguaje de la esperanza.
Tienen los pulmones cargados 
de bienestar, de amor y ambrosía
Y los cabellos áureos, cuerdas de lira.
Etéreos, livianos como plumas. 

Los marineros, 
atraídos por los cantos de sirena,
no traen más que lo puesto,
no pueden pagar Europa premium 
y liberarse del peso
de la pólvora en sus pulmones,
pero no saben,
que el idioma universal
es el lenguaje anacrónico de los tanques,
y que bebemos más sangre
que ambrosía,
que las costas están precintadas,
que las concertinas suenan para nosotros y rajan para ellos
que aquí armamos en nombre de paz
que se nos cae el spa a pedazos, 
que la tierra está engrietada,
seca, desertizada,
que Parménides está muerto,
que la Ilustración no encendió nada,
que sí es tierra para ejércitos,
que Europa, de ninfa, solo tiene el nombre.

Un chupito
de ambrosía
por cada mito
que nos creímos.

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