lunes, 21 de diciembre de 2015

Aproximación al dolor.

A veces
quiero sentir tus uñas
clavadas en mi piel
y tus dientes adentellando, adentrándose, rompiendo las tensiones
a nivel del mar, a nivel del vello, que se eriza (demar) y gallina
vampirizandome y con antídoto (destaca)
a veces
quiero sentir tus uñas
surcándome la piel
acuchilladas y exigir nuestro pequeño patio, propiedad privada del dolor.
Un patio con vistas al mar pero con las ventanas cerradas,
una cavidad de silencios y de llaves oxidadas.
A veces quiero sentir tu peso sobre mi peso y que nos hundamos un poco más en la tierra.
A veces, cuando los doloresdeotrosnombres respiran, se abren pequeños poros, mirillas, punciones, por las que me resbalo y entonces estoy aquí y siento estos dolores, como nuestros, y el peso puede a la resistencia y tus uñas revientan mi carne y un grito puede a la manzana que me clavaron en la garganta y la sangre y el agua salada nos inundan la boca y ya nada lo detiene.

porque decidimos adueñarnos de nuestros dolores
porque ya bastó de que nos dolieran sus muelas
y construir, o abrir túneles hacia nuevos hogares,
o cazarlos al vuelo
y recordar
una butaca enana roja en el patio, ese es mi(cro)hogar. 

Yaproximarnosaldolorquenosprohibieronelprimerlunes.


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