domingo, 31 de enero de 2016

Still life #2

Un gramo de luz
homogéneamente repartido
en un tronco de cono,
solo un gramo,
un gramo de humo,
apenas un gramo,
se desprende de una mano cinco dedos
y un millón de motas de polvo,
así a ojo un gramo,
abducidas, absorbidas,
por una tonelada de hierro,
sobre nuestras cabezas,
en el centro de la órbita.

Un gramo de música,
casi un gramo,
vibra en el aire,
se cuela en ese cono
y lucha, choca, quiebra cada partícula de luz que se encuentra
y se hace el silencio
salvo un pequeño pulso pulso pulso

que dispersa un mechero naranja,
una máquina expendedora de chocolate caliente
y con la que compite otra mano cinco dedos tamboreando, cinco pulsos pulsos pulsos pulsos pulsos

y se hacen las sombras, se abre la puerta y entra el frío de enero, otro gramo de Ámsterdam, es el único superviviente de la sala.

todo esto en (solo, apenas, así a ojo, casi) un segundo que pesa un gramo en este sistema de unidades aquí inventado.


1 comentario:

  1. Hei alvaro! cuanto tiempo como estas? me imagino que bien acabo de descubrir tu blog :P . Me quedo con esta parte : "y se hacen las sombras, se abre la puerta y entra el frío de enero, otro gramo de Ámsterdam, es el único superviviente de la sala". me ha encantado este poema! un saludoo

    mery

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