Oriente arde blanca en la tarde
y abre bocas para nosotros
que dicen:
Próxima paragem: Saldanha. Ha correspondencia con la linha amarela.
Cuatro líneas paralelas
que se cortan.
cuatro trazos
tres colores primarios
más uno.
Y una tarjeta anónima.
Lisboa era una cuesta.
Lisboa era un ventanal
un cuadrado de luz
bajo el que una paloma
se intentaba arrancar una miga
con el pico
y batiendo las alas.
Lisboa era luz en última instancia
y entonces fue la vuelta al túnel.
Estación sur de autobuses.
El cucú del metro me reconforta
y me acomodo
en su estructura de enjambre.
La imagen impresa en la tarjeta me saluda.
Una voz hermana me recuerda:
Próxima parada: Sainz de Baranda. Correspondencia con línea 9.
Y en la calle
una paloma, otra, alza un poco el vuelo y pasa cerca de mí.
Madrid era una fiesta
que ya había acabado.
Amanece.
Bienvenido a casa.